lunes, 1 de marzo de 2010

peregrinaje asía mi padre

Una repentina llamada perturbo mi mente. Mi padre con sus 68 años había caído enfermo, llevaba ya 5 días entregando su cuerpo al lecho a quien mostraba sus dolores sin yo siquiera poder percibirlo. Me sentí mal porque yo acá quizá riendo de tonterías que me pasan o peleando por tonterías que se podrían solucionar hablando mientras que el estaba sufriendo en su soledad.
Fueron muchas las cosas que pasaron por mi mente, nunca me perdonaría si a mi padre le pasa algo sin yo poder al menos intentar hacer algo por evitar lo malo. No dude mucho, arregle algunas cosas, metí en un maletín alguno trapos que intentaran dar abrigo a mi ligero cuerpo. Me anime a arriesgarme a combatir los peligros que la naturaleza me mostraba ya que el centro del país estaba pasando por un mal tiempo climático.

Llegue al terminal a esperar mi bus que me llevaría a la deliciosa y excitante ciudad de Satipo. Mientras esperaba el bus miraba los cuadros de afectos que las familias se daban por motivo de las despedidas, despedidas que a nadie gusta. Bueno yo como ya es costumbre estoy solo sin nadie que me despida, que importa eso. Subí al bus, eras las 9 de la noche y el viaje comenzaba. Intente cerrar mis ojos y descansar, Morfeo hizo de las suyas! Eran las 5:30am del día siguiente cuando mis ojos se abrieron. El carro estaba parado y solo se escuchaba voces de preocupación, aún no sabía lo que pasa hasta que me anime a bajar del carro para enterarme bien de la situación, mi padre está enfermo y yo no estaba dispuesto a perder el tiempo. Dura fue mi sorpresa cuando me dijeron que estábamos atrapados. Dos huaycos habían caído uno por delante y otro por detrás. No había forma de salir de ahí, solo quedaba esperar a que el gobierno se digne hacer uso de sus rapidas acciones con las que nos tiene acostumbrado para ayudar a las miles de personas que se encontraban atrapados, "jjajja que tonteria". Algunos tenía fe en que se solucionaría rápido otros pesimistas o realistas opinaban lo contrario diciendo que esto tiene para rato. Las horas iban pasando y el hambre se dejaba sentir. Era las 8:30 am cuando metí la mano al bolsio en busca de dinero, apenas encontré 2 miserables soles en sencillos que en esas situaciones no alcanzaría para nada. Una vez más maldije la mala o buena costumbre de no llevar dinero en efectivo y solo llevaba tarjeta de ahorros por temor a los hombresillos que andan en las carreteras buscan victimas a quien quitarles todo. No sabía exactamente en donde nos encontramos y Salí a caminar a ver si encontraba algún pueblo cerca donde allá un cajero. El camino se asía largo hasta que llegue al huayco y no se podía pasar hasta el pueblo, estaba peligroso. No me arriesgue a serlo y volví al bus.

Las horas pasaban y la situación se convertía desesperante. Ya empezaban los llantos angustiosos de niños hambrientos sin tener algo que comer. Los camiones cargados de frutas se negaban a negocias sus productos con la esperanza de que todo se arreglaría y llegarían a su destino.

Fue a las 12:00 del medio día cuando la rebeldía de algunos hombres salió a la luz. La situación obligo a que saqueen los carros que tenían productos comestibles. Mis 2 soles apenas me alcanzo para comprar 2 galletas. El hambre me obligo a hacer algo que pensé que nunca lo volvería a ser. Mis ojos habían vistos una mata de manzana en una chacra que se encontraba cerca. Muy prudentemente di un salto sobre unos cercos de palos creyendo que nadie se daría cuenta de la mata de manzanas maduras que mis ojos curiosos habían visto. Dura fue mi sorpresa cuando vi que detrás de mi venían corriendo unos 8 hombres hambrientos como yo. Mande mi prudencia al diablo y corrí en busca de lo que había visto. Apenas pude sacar 8 manzanas debido al trato agrónomo que le di a la planta. Ese trato no fue compartido, voltee la mirada y ya eran muchas personas en la chacra, nadie dio buen trato a la plantas, la desesperación asía que rompan las ramas sin piedad. No sé si por mi acción recibiría agradecimientos de la gente que sacio su hambre o recibiría las maldiciones eternas de la dueña de la chacra al ver sus plantas caidas.

Volvi al bus con mis manzanas en el bolsillos y otras en la mano, al final solo pude comer dos debido a las miradas desconsoladas de niños hambrientos que lograron ablandar mí duro corazón. Ya eran las 3:00 de la tarde y la situación de la carretera no se solucionaba y yo no estaba dispuesto a seguir perdiendo el tiempo. Agarre mi maleta y seguí a algunos valientes que estaban dispuestos a seguir el viaje a pie. Con mucho esfuerzo y la solidaridad de esos hombres logre cruzar los daños que el huayco había ocasionado. En voz silenciosa dije “Empezó mi peregrinaje así mi padre” mi caminata duro unas 3 horas hasta que puede encontrar un pueblo donde había un cajero. Ya con dinero puede tomar un carro que estaba asiendo trasbordo hasta Tarma. Llegue a Tarma aproximadamente a las 10: pm solo tenía dinero para tomar otro carro rumbo a Satipo que saldría a las 6:00 am del día siguiente. Nunca pensé que llegar hasta mi padre enfermo sería tan difícil.

Mi preocupación por mi padre no dejaba de atormentarme, pase toda la noche sentado en los asientos del terminal que muy generosamente me dejaron hacerlo. El frio tarmeño me maltrato mucho, como nunca sentí a mis extremidades tan juntas, mis brazos no dejaban de abrazar a mi rodillas encogidas. Otra vez maldije la mala costumbre de solo viajar lo más ligero posible sin siquiera cargar alguna colchita que pudiera abrigarme de esas situaciones que nadie espera.

Por fin mis ojos se abrieron producto de los pasos presurosos de la gente y de los gritos constante de aquellos comerciantes que siempre están ofreciendo el choclito con queso que tanto me gusta. Llego la hora de partir, entregue mis últimos soles y me enrumbe rumbo a mi padre. El cansancio de la mala noche permitió que mis ojos se cierren por 2 horas más. Cuando mis ojos se volvieron a abrir ya estaba sometido a la belleza selvática. La sabana verde de la tierra tropical me asía sentir que volvía a la tierra de la que nunca debí salir. El sol torrentoso me hizo recordar que en Satipo uno se tiene que bañar 3 a 4 veces al día.

Los pueblos pasaban por mis ojos y ya faltaba poco para llegar a mi padre. Según mis pronósticos yo estaba llegando el 8vo día que mi padre cayó enfermo, eso me tenia preocupado. Por fin la plaza calurosa me daba el recibimiento. Apenas baje del carro corrí hasta la casa de mi padre. Una nostalgia embargo mi alma, mi padre no estaba en su lecho. muchas cosas pasaron por mi mente, mis lagrimas calleron timidamente, una vez mas senti ese horrible nudo en la garganta que no deja hablar. Me quede un buen rato en el cuarto buscando cosas que me den alivio pero eso no lo encontré. Salí preocupado a caminar por la plaza y ahí encontré a mi padre como siempre asiendo su negocio. Corrí y lo abrase, sentí las ganas de decirle el te amo que seguramente muy pocas veces oyó de mis labios. Le pregunte como estaba y si ya estaba mejor. Él muy sonriente me dijo que siempre estaba bien, solo que le dolía su espalda y quería darse unas vacaciones por 5 días las cuales paso metido en el cuarto tirado en la cama viendo películas. No sabía si reírme o renegar por todo lo que había pasado. Solo reí y abrase a mi padre como nunca. Él me dijo como siempre:”no puedo relajarme mucho porque hay que trabajar” siempre admire eso de mi padre. Él con sus 68 años en sima y sigue con sus planes de superación. Como siempre mi viejo dándome cachetas de lección y superación.
Intente disfrutar al máximo los pocos días que pasaría con mi padre, hasta que llego el día de la despedida en que como siempre siento mis ojos llenos de lagrimas sin poder dejar que salga por que quizá el tonto orgullo al que odio me lo impide. Una vez más en que me desgarra el alma dejar a mi padre solo pero sé que eso cambiara,…

te amo viejo y te admiro mucho aun que me cuesta decírtelo.


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